Es tiempo de Carnaval: receta de Schenkeli, especialidad dulce de Suiza

¡Se nos marchó enero! Un mes extraño donde los haya, agobiante si eres universitario, pero hoy en día me produce bastante indiferencia. Quería haber compartido alguna otra receta antes pero, para variar, se han acumulado imprevistos y el tiempo libre que me ha quedado lo he destinado a repanchingarme en el sofá, a correr o a leer en la cama. Este año encima parece que corre más rápido porque tenemos las fiestas adelantadísimas, con la Semana Santa a la vuelta de la esquina. Eso quiere decir que ya estamos en plena época de Carnaval, y en mi envidia por la fiesta me uno como mejor sé, a través de la cocina. Este año, nueva receta suiza, los deliciosos Schenkeli carnavaleros.

Schenkeli

Ya he comentado más de una vez que odio freír. Me gustan ciertos fritos pero no los suelo comer fuera porque no me fío un pelo de cómo estarán preparados, y es que si son malos me sientan como una patada en las tripas. Y en casa me da una pereza terrible, todavía me falta práctica y encima el olor llena el mini apartamento y no es fácil deshacerse de él. Menos mal que todavía no ha llegado el temporal invernal amenazante y he podido abrir todas las ventanas para ventilar después de cocinar estos dulces.

Sí, los dulces fritos no son lo mío pero me gustan mucho, si están bien hechos. Me van más las masas más sólidas que las blandurrias - véase churros y porras, matadme si queréis -, así que cuando llega el Carnaval me permito el capricho de liarla en la cocina para probar recetas nuevas. Ya he cocinado algunos buñuelos, castagnole italianos y alguna cosilla más para Directo al Paladar - los castagnole los recomiendo muchísimo, receta de mi querida María -, pero aquí tenía que volver a mi amada Suiza. Ya os conté el año pasado que allí se celebra por todo lo alto el Carnaval, de una manera diferente y particular siguiendo sus propias tradiciones. Algún año conseguiré ir a vivirlo en persona, espero que pronto. Y mi padre me cuenta con morriña lo bien que lo pasaba y las delicias típicas que se pueden encontrar por allí con motivo de las fiestas. Si la última vez tocaron Fasnachtschüechli, esta vez he optado por los Schenkeli.


Schenkeli

Son masas fritas que curiosamente no se suelen rebozar en azúcar, aunque he visto que luego mucha gente en casa sí que les da un toque con azúcar glasé o granulado normal. Para mojar en chocolate me gustan más a pelo, la verdad, me pringo menos, aunque luego chuperretearse los dedos tampoco está mal. La masa puede recordar a los huesillos extremeños o huesos de San Expedito - en repostería tradicional hay pocas cosas únicas en este mundo -, con la salvedad de que llevan mantequilla en lugar de aceite y Kirsch en lugar de anís. Bueno, y antiguamente se podían freír en manteca o mantequilla, aunque hoy se utiliza un aceite neutro. Se les da forma alargada, aplanando las puntas y se practica un corte longitudinal, y dependiendo del tamaño y grosor quedan más gorditos o más cilíndricos. Yo, como era mi primera vez, he hecho formas variadas y la verdad es que me parecen más monos los gordotes.

Schenkeli

Receta de Schenkeli, dulce tradicional de Carnaval de Suiza
Inspiración: adaptada ligeramente de Betty Bossi
Ingredientes para unas 40-50 unidades


- 100 g de mantequilla sin sal o equivalente, en pomada (he usado I can't believe it's not butter)
- 150 g de azúcar
- ralladura de 1 limón grande
- 1-2 cucharadas de Kirsch (o zumo de limón o naranja)
- 2 huevos L
- 1/4 cucharadita de sal
- 400 g de harina de repostería
- 1 cucharadita de levadura química (impulsor)
- 1/4 cucharadita de sal
- aceite de oliva o de girasol para freír

Colocar la mantequilla o equivalente en un recipiente, añadir el azúcar, la ralladura de limón, el Kirsch y los huevos. Batir muy bien hasta tener una consistencia integrada sin grumos. Echar la harina con la levadura y la sal. Mezclar bien hasta conseguir una masa homogénea, suave y lisa, ligeramente pegajosa.

Formar una bola, tapar con plástico film y dejar en la nevera como mínimo durante 1 hora. Cuando vayamos a cocinarlos, tomar porciones de masa del tamaño de una nuez y formar cilindros de un dedo de grosor, dejando los extremos más delgados. Practicar un pequeño corte longitudinal en un lado y disponer sobre una superficie limpia.

Calentar suficiente aceite en un cazo o freidora y controlar la temperatura. Cuando alcance entre 160ºC y 180ºC, empezar a freír las porciones en tandas, sin llenar mucho el espacio. Girarlos si fuera necesario para que se doren bien por todos lados.

Escurrir y dejar sobre papel de cocina para que absorba el exceso de aceite. Continuar hasta terminar con toda la masa. Servir tal cual con chocolate caliente, vino o licor dulce, o rebozar en azúcar si se desea. Aguantan bien unos días si se guardan en un recipiente hermético con papel de cocina, para que no cojan humedad.

Schenkeli

Si tenéis fiestas en vuestra zona, ¡pasadlo muy bien!

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