Clafoutis de albaricoques y lavanda sin lactosa

Hoy, en cosas que sí me gustan del verano: las tormentas estivales. Problema: no siempre termina de arrancar a llover como debería y solo traen una humedad infernal. Afortunadamente, ese ambiente húmedo y pegajoso que no refrescaba nada de ayer se ha transformado en el amanecer de hoy en un día fresco y con lluvia, no muy intensa, pero al menos se ve mojado el suelo. Por supuesto saldré a correr en cuando haya bajado el desayuno, que en estos días suele ser demasiado abundante porque no puedo evitar llenar el plato de muuuuucha fruta. Sobre todo albaricoques. ¿Os he dicho ya que me encantan? Pues os traigo otra receta de clafoutis con ellos para aprovechar que siguen con nosotros.

Apricot clafoutis

Cuántos años han pasado ya desde que descubrí lo que era un clafoutis, ese postre de origen francés que tradicionalmente se elabora con cerezas, y en teoría sin despepitar. Hoy en día encontramos versiones con cualquier fruta, aunque creo que la de verano se presta mucho más. Las frutas de hueso son perfectas para hornear pasteles y postres como este, además apetecen dulces fresquitos en esta época. Y, por supuesto, hay otras recetas de postres muy similares en todo el mundo, con especialidades según el país. El Pfannkuchen se parece mucho, o las versiones de tortitas al horno, o también tenemos el flaugnarde, etc.

El calor me tiene otra vez algo baja de energías y de ánimo, a pesar de que mi pequeño apartamento en Madrid nunca llega a ser el horno en el que se convierte la casa de mis padres en Murcia. Pero duermo poco y me desespera que haya tantísimas horas de luz, he tenido que cambiar los horarios de salir a correr y me fastidia no poder salir tanto como quisiera por el barrio porque me achicharro con el sol. También está la desventaja de que al cocinar o encender el horno se calienta toda la "casa", ya que cocina-comedor-salón-oficina comparten el mismo espacio. Al menos puedo ver el Tour mientras limpio, saco fotos y trasteo en la cocina, porque ya sabréis que el ciclismo es otra de las cosas que sí me gustan del verano.

Apricot clafoutis

En cualquier caso, sigo horneando, y este clafoutis de albaricoques lo preparé un poco improvisadamente para tener un postre fresquito cuando vino mi madre de visita hace un par de semanas. Al elfo no le hace mucha gracia encontrarse fruta entera en los dulces, así que aproveché para no tener que comérmelo yo sola. Vale, tampoco hubiera sido un grave problema :P. Esta receta la he adaptado un poco de Donna Hay usando albaricoques deliciosos del mercadillo, maduritos y muy aromáticos, y le he dado un toque de lavanda porque está en plena floración y me apetece añadir su aroma a casi todo. Si tenéis helado de vanilla en el congelador no dudéis en servir las raciones con una o dos bolas. Disculpad las fotos pero las tuve que hacer a prisa y corriendo antes de que llegara mi madre, y cuando lo devoramos por la noche no era plan de ponerse con la cámara ;).

Apricot clafoutis


Receta de clafoutis de albaricoques sin lactosa
Inspiración: la sobredosis de albaricoques y Donna Hay
Ingredientes para unas 6 raciones

- 400-500 g de albaricoques aromáticos, sin los huesos
- 75 g de azúcar caster o normal
- 1/2 cucharadita de flores de lavanda
- 3 huevos L
- 200 ml de nata ligera para cocinar sin lactosa
- 50 ml de leche sin lactosa
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 45 g de harina de repostería
- 1/4 cucharadita de sal

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde hondo de unos 2 litros de capacidad. Espolvorear el fondo con azúcar y distribuir por encima los albaricoques partidos por la mitad, boca arriba. Reservar.

En un recipiente mediano frotar el azúcar con la ralladura de limón y las flores de lavanda. Añadir los huevos y la vainilla y batir un poco con unas varillas. Incorporar la harina tamizada con la sal y batir con suavidad hasta que quede una mezcla homogénea y sin grumos.

Echar con cuidado en el molde, rompiendo las burbujitas que puedan surgir. Añadir un poco de azúcar por encima de los albaricoques, si se desea. Hornear durante unos 35-40 minutos, hasta que se empiecen a dorar los bordes y al pinchar con un palillo en el centro salga limpio.

Dejar enfriar por completo fuera del horno, guardar en la nevera y servir frío, con helado, nata o una salsa de frutos rojos. También está muy rico calentito, pero en esta época creo que no procede.

Ay, ¡llueve de verdad! Voy a ver si me mojo un poco ;).

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