Años atrás no daba mucha importancia al mes de febrero. Era algo aburrido, la Navidad ya quedaba atrás y todavía faltaba tiempo para Semana Santa. En la Universidad los exámenes cogieron toda la atención de las primeras semanas, claro, así que el mes volaba sin darme cuenta. Lo único que marcaba la diferencia eran las fiestas del barrio, por La Candelaria y San Blas, pero eran algo anecdótico. Según me fuir metiendo más en el mundillo blogogastronómico ahora tocan recetas de San Valentín y de Carnaval. ¡Es inevitable! Y eh, yo no voy llevar la contraria al mundo, por supuesto que aprovecho cualquier ocasión para darnos más caprichos en casa, pero hoy vuelvo con algo más sanote: muffins de plátano y pasas con espelta integral y avena. Sin azúcar añadido, solo aprovechando el dulce de la fruta, así que muy de postre no son, pero están buenísimos en el desayuno.
Podría volver a quejarme de muchas cosas pero hoy no me apetece soltar culebras por aquí. Bastante abandonadito tengo al pobre blog como para encima hundirlo más en la miseria. Solo diré que este año ya promete muchas cosas que espero sean buenas, que el cine es maravilloso y que hay la gente fantástica que te puedes encontrar en el día a día compensa con creces a los palurdos que se empeñan en amargar la existencia de los demás con la suya propia. Aunque ahora mismo tengo la sensación de que unos alicates me aprietan ciertos órganos femeninos, me siento optimista. Quizá sea el trozado de pastel de chocolate que me acabo de tomar -receta próximamente en sus pantallas-, o quizá sea el bonito día de lluvia que tenemos. Da lo mismo, hay que aprovecharlo.

Estos muffins no son magdalenas, y por eso los llamo muffins. Si me dices que has hecho magdalenas y me das algo como esto, no volveré a fiarme de ti. En este caso además son muffins extra "saludables", nada que ver tampoco con los de Starbucks y similares. Y entrecomillo lo de saludables porque siguen siendo repostería, algo obvio que aún así no debemos olvidar. Son, eso sí, muy reconfortantes, porque todo lo rústico es comfort food, saciantes y aromáticos. La clave está en usar plátanos muuuuuuuy maduros, de esos que dan asquete y todo al pelarlos, porque entonces serán más jugosos, más dulzones y más aromáticos. Las pasas de corinto son opcionales pero recomendables, más chiquitinas que las sultanas, como perlitas muy sabrosas que añaden también textura al encontrártelas en la boca. Unas nueces o almendras tampoco habrían ido mal, pero entonces el elfo se me quejaría demasiado. Y con sus plátanos no se juega.
Espero que los virus os estén respetando -sé que no a todos, cachis-, aquí seguimos tocando madera. El catarro típico ahora mismo lo tenemos controlado, no sé si será la sobredosis de naranjas y mandarinas a la que me estoy sometiendo estos días. ¡Es que me encantan los cítricos, qué le voy a hacer!
La próxima receta viene cargada de chocolate ;).

Podría volver a quejarme de muchas cosas pero hoy no me apetece soltar culebras por aquí. Bastante abandonadito tengo al pobre blog como para encima hundirlo más en la miseria. Solo diré que este año ya promete muchas cosas que espero sean buenas, que el cine es maravilloso y que hay la gente fantástica que te puedes encontrar en el día a día compensa con creces a los palurdos que se empeñan en amargar la existencia de los demás con la suya propia. Aunque ahora mismo tengo la sensación de que unos alicates me aprietan ciertos órganos femeninos, me siento optimista. Quizá sea el trozado de pastel de chocolate que me acabo de tomar -receta próximamente en sus pantallas-, o quizá sea el bonito día de lluvia que tenemos. Da lo mismo, hay que aprovecharlo.

Estos muffins no son magdalenas, y por eso los llamo muffins. Si me dices que has hecho magdalenas y me das algo como esto, no volveré a fiarme de ti. En este caso además son muffins extra "saludables", nada que ver tampoco con los de Starbucks y similares. Y entrecomillo lo de saludables porque siguen siendo repostería, algo obvio que aún así no debemos olvidar. Son, eso sí, muy reconfortantes, porque todo lo rústico es comfort food, saciantes y aromáticos. La clave está en usar plátanos muuuuuuuy maduros, de esos que dan asquete y todo al pelarlos, porque entonces serán más jugosos, más dulzones y más aromáticos. Las pasas de corinto son opcionales pero recomendables, más chiquitinas que las sultanas, como perlitas muy sabrosas que añaden también textura al encontrártelas en la boca. Unas nueces o almendras tampoco habrían ido mal, pero entonces el elfo se me quejaría demasiado. Y con sus plátanos no se juega.

Receta de muffins de plátano y pasas con espelta integral y avena
Inspiración: plátanos ya demasiado maduros y ganas de un desayuno fibroso
Ingredientes para unas 12 unidades no muy grandes
- 160 g de harina de espelta integral
- 65 g de copos de avena finos
- 1 cucharada de levadura química
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 cucharadita de jengibre molido
- pasas de corinto al gusto
- 50 g de "mantequilla" vegetal a temperatura ambiente [sin grasas hidrogenada, o equivalente]
- 1 huevo L
- 2 plátanos medianos MUY maduros
- 200 ml de leche vegetal
- canela extra para espolvorear
Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja con moldes de tipo magdalena o cápsulas de papel firmes que aguanten la masa. Lo más fácil es colocar cápsulas dentro de la bandeja metálica, y mi opción favorita. Pero para este tipo de masas recomiendo engrasar un pelín los papeles también.
Mezclar la harina de espelta integral con los copos de avena, la levadura, la sal, la canela y el jengibre en un recipiente amplio. Formar un hueco en el centro. Aparte batir con unas varillas la "mantequilla" con el huevo y los plátanos troceados. Yo los tenía tan maduros que ni cortar se podían, eran casi puré. Agregar la leche vegetal y batir un poco más.
Echar los líquidos en el hueco de la harina, empezar a mezclar con suavidad y agregar las pasas de corinto. Trabajar todo con delicadeza hasta que no queden rastros secos. Repartir en los moldes, espolvorear con canela y hornear durante unos 18-20 minutos, hasta que al pinchar un palillo salga limpio. Dejar enfriar sobre una rejilla.
En invierno aguantan más y mejor, pero yo prefiero guardar los que sobran al día siguiente en un recipiente hermético dentro de la nevera. También congelan sin problemas, envueltos individualmente y luego dentro de una bolsa o táper.
Inspiración: plátanos ya demasiado maduros y ganas de un desayuno fibroso
Ingredientes para unas 12 unidades no muy grandes
- 160 g de harina de espelta integral
- 65 g de copos de avena finos
- 1 cucharada de levadura química
- 1 pizca de sal
- 1 cucharadita de canela molida
- 1 cucharadita de jengibre molido
- pasas de corinto al gusto
- 50 g de "mantequilla" vegetal a temperatura ambiente [sin grasas hidrogenada, o equivalente]
- 1 huevo L
- 2 plátanos medianos MUY maduros
- 200 ml de leche vegetal
- canela extra para espolvorear
Precalentar el horno a 180ºC y preparar una bandeja con moldes de tipo magdalena o cápsulas de papel firmes que aguanten la masa. Lo más fácil es colocar cápsulas dentro de la bandeja metálica, y mi opción favorita. Pero para este tipo de masas recomiendo engrasar un pelín los papeles también.
Mezclar la harina de espelta integral con los copos de avena, la levadura, la sal, la canela y el jengibre en un recipiente amplio. Formar un hueco en el centro. Aparte batir con unas varillas la "mantequilla" con el huevo y los plátanos troceados. Yo los tenía tan maduros que ni cortar se podían, eran casi puré. Agregar la leche vegetal y batir un poco más.
Echar los líquidos en el hueco de la harina, empezar a mezclar con suavidad y agregar las pasas de corinto. Trabajar todo con delicadeza hasta que no queden rastros secos. Repartir en los moldes, espolvorear con canela y hornear durante unos 18-20 minutos, hasta que al pinchar un palillo salga limpio. Dejar enfriar sobre una rejilla.
En invierno aguantan más y mejor, pero yo prefiero guardar los que sobran al día siguiente en un recipiente hermético dentro de la nevera. También congelan sin problemas, envueltos individualmente y luego dentro de una bolsa o táper.

Espero que los virus os estén respetando -sé que no a todos, cachis-, aquí seguimos tocando madera. El catarro típico ahora mismo lo tenemos controlado, no sé si será la sobredosis de naranjas y mandarinas a la que me estoy sometiendo estos días. ¡Es que me encantan los cítricos, qué le voy a hacer!
La próxima receta viene cargada de chocolate ;).
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