¡En Murcia!
Creía que no iba a poder ser este año, pero puesto que casi el país entero se paraliza con la Semana Santa, pues al final me he escapado. Menos días de lo que viene siendo habitual y algo in extremis, pero necesitaba desconectar. Demasiadas cosas acumuladas en la cabeza y ya volvían a pasarme factura físicamente, además adoro a mi Murcia en primavera. Encima, a lo tonto, llevaba cuatro meses sin pisar mi tierra ni ver a la familia, así que aquí estoy :). Intentaré hornear cosicas ricas estos pocos días pero antes de dejar Madrid salieron estos conejitos de Pascua de mi horno, unos panecillos estupendos para Semana Santa. ¡Que no falte el dulce en época de abstinencia ! ;P
Si me leéis desde hace tiempo sabréis que mi Semana Santa siempre ha sido muy diferente a la típica española. En Murcia también se viven mucho y tenemos grandes procesiones, con muchas tradiciones y algunos pasos que son, objetivamente hablando, auténticas obras de arte dignas de ver. Pero mis padres odian las multitudes y el follón, y el fervor religioso en la familia es negativo, así que cuando éramos críos nos llevaban al campo y listo. Mis abuelos venían de Suiza ya a disfrutar del buen tiempo, traían muchos chocolates, huevos y pollitos, y hacíamos una Pascua a lo helvética.

Ahora me fascina redescubrir la Semana Santa murciana y española, conocer toda la rica gastronomía que guarda cada rincón y también sigo acercándome a la del resto del mundo. Porque la Pascua, aunque parece menos mediática que la Navidad, se vive, y mucho. Si no se sigue muy religiosamente creo que es más una tradición familiar de bienvenida de la primavera y para disfrute de los más pequeños; siempre me ha parecido muy divertido eso de salir al jardín a buscar los huevos que ha dejado el conejo de Pascua, montar un día al aire libre con comida primaveral en familia, hornear alguna cosilla... Lo de hornear es lo que más me gusta, claro.

Además de típicas galletas vestidas para la ocasión, o pasteles y muffins disfrazados, me atrae particularmente la panadería dulce de Pascua. Hot Cross Buns, bollos checos, trenza griega, colomba pasquale, pan paska o monas murcianas... ¡todas delicias muy recomendables!
Hoy vuelvo a mi Suiza con unos panecillos de masa tierna semidulce, similar a la del Zopf, pero con forma de conejitos. En Centroeuropa parece muy tradicional eso de coger este tipo de masas de panadería y darles formas distintas según la festividad del año, incluso lo he visto en alguna página francesa también. Hay verdaderas obras de arte por ahí, con conejitos más detallados, ovejas y corderos, pero este diseño me ha gustado por lo sencillo y resultón que queda.

Receta de conejitos de Pascua de panecillo
Inspirada en Swiss Milk y Amouses Bouche
Ingredientes para 8 unidades
- 1 sobre de levadura seca de panadería
- 50 ml de agua tibia
- 1 huevo L + 1 yema a temperatura ambiente
- 50 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 225 ml de leche de soja tibia
- 40 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- 1 cucharadita de agua de azahar
- 1/4 cucharadita de sal
- 420 g de harina de fuerza + un poco más para amasar
- azúcar perlado para decorar (opcional)
Mezclar la levadura de panadería con el agua tibia y dejar reposar un poco. No es un paso imprescindible, pero cuando uso levadura seca me gusta hacerlo. Batir ligeramente el huevo y reservar la yema aparte.
Disponer la harina en un recipiente grande, mezclar con la sal, el azúcar y el cardamomo, y formar un hueco. Echar dentro la levadura, el huevo, la mantequilla troceada, el azahar y la leche. Empezar a mezclar todo, tapar y dejar reposar 30 minutos.
Amasar, añadiendo más harina solo si fuera estrictamente necesario, hasta tener una masa lisa, elástica, suave y húmeda, pero no pegajosa. Algo parecida a la del roscón de reyes. Yo tenía la mañana liada y lo dejé en la amasadora, dándole algún meneo manualmente de vez en cuando.
Formar una bola, poner en un recipiente limpio engrasado y tapar. Dejar crecer hasta que doble el volumen. Con este buen tiempo no tardará mucho. Preparar mientras tanto dos bandejas de horno y batir la yema con un chorrito de leche.

Deshinchar ligeramente la masa, pesar y dividir en 8 porciones iguales (aproximadamente). Amasar cada una y formar un cilindro no muy delgado. Separar un trocito de cada masa y formar una bolita. Doblar los extremos hacia arriba formando una U y enrollarlos sobre sí mismos para dar forma a las orejas. Colocar en el hueco central la bolita, que será la cola.
Distribuir cada unidad formada en las bandejas, pintar con la yema batida y decorar con azúcar perlado en la cola, o con algún fruto seco picado o coco. Precalentar el horno a 200ºC y dejar mientras que crezcan un poco.
Hornear durante unos 18-20 minutos o hasta que se hayan dorado bien y la base suene hueca al golpearla. Dejar enfriar sobre una rejilla y guardar en un recipiente hermético.
Están muy ricos recién hechos, incluso un poco tibios, solos o mojados en leche o chocolate (mejor opción). Aguantan bien un par de días, aunque se van resecando un poco. Si se calientan un poquito en el microondas o en el horno con calor residual, recobran vida. También se pueden congelar cuando se hayan enfriado, bien envueltos individualmente. Y es una masa estupenda para reutilizar en pudding o pan de Calatrava.

¡Qué calor me ha dado al bajar del tren! Con dolor de cabeza instantáneo, claro. En Madrid no es que hiciera frío, pero he notado el cambio. Quería salir a buscar alguna mona de buena panadería, o quizá paparajotes si los hubiera, pero casi que voy a ir directamente a por un helado. Que además tengo antojazo desde hace semanas. Me apetece ver la procesión de los Coloraos hoy y redescubrir un poco mi ciudad, que en estas fechas suele estar reluciente. Y huele a azahar :).
¡Disfrutad lo que podáis de estos días!
Creía que no iba a poder ser este año, pero puesto que casi el país entero se paraliza con la Semana Santa, pues al final me he escapado. Menos días de lo que viene siendo habitual y algo in extremis, pero necesitaba desconectar. Demasiadas cosas acumuladas en la cabeza y ya volvían a pasarme factura físicamente, además adoro a mi Murcia en primavera. Encima, a lo tonto, llevaba cuatro meses sin pisar mi tierra ni ver a la familia, así que aquí estoy :). Intentaré hornear cosicas ricas estos pocos días pero antes de dejar Madrid salieron estos conejitos de Pascua de mi horno, unos panecillos estupendos para Semana Santa. ¡Que no falte el dulce en época de abstinencia ! ;P

Si me leéis desde hace tiempo sabréis que mi Semana Santa siempre ha sido muy diferente a la típica española. En Murcia también se viven mucho y tenemos grandes procesiones, con muchas tradiciones y algunos pasos que son, objetivamente hablando, auténticas obras de arte dignas de ver. Pero mis padres odian las multitudes y el follón, y el fervor religioso en la familia es negativo, así que cuando éramos críos nos llevaban al campo y listo. Mis abuelos venían de Suiza ya a disfrutar del buen tiempo, traían muchos chocolates, huevos y pollitos, y hacíamos una Pascua a lo helvética.

Ahora me fascina redescubrir la Semana Santa murciana y española, conocer toda la rica gastronomía que guarda cada rincón y también sigo acercándome a la del resto del mundo. Porque la Pascua, aunque parece menos mediática que la Navidad, se vive, y mucho. Si no se sigue muy religiosamente creo que es más una tradición familiar de bienvenida de la primavera y para disfrute de los más pequeños; siempre me ha parecido muy divertido eso de salir al jardín a buscar los huevos que ha dejado el conejo de Pascua, montar un día al aire libre con comida primaveral en familia, hornear alguna cosilla... Lo de hornear es lo que más me gusta, claro.

Además de típicas galletas vestidas para la ocasión, o pasteles y muffins disfrazados, me atrae particularmente la panadería dulce de Pascua. Hot Cross Buns, bollos checos, trenza griega, colomba pasquale, pan paska o monas murcianas... ¡todas delicias muy recomendables!
Hoy vuelvo a mi Suiza con unos panecillos de masa tierna semidulce, similar a la del Zopf, pero con forma de conejitos. En Centroeuropa parece muy tradicional eso de coger este tipo de masas de panadería y darles formas distintas según la festividad del año, incluso lo he visto en alguna página francesa también. Hay verdaderas obras de arte por ahí, con conejitos más detallados, ovejas y corderos, pero este diseño me ha gustado por lo sencillo y resultón que queda.

Receta de conejitos de Pascua de panecillo
Inspirada en Swiss Milk y Amouses Bouche
Ingredientes para 8 unidades
- 1 sobre de levadura seca de panadería
- 50 ml de agua tibia
- 1 huevo L + 1 yema a temperatura ambiente
- 50 g de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
- 225 ml de leche de soja tibia
- 40 g de azúcar
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- 1 cucharadita de agua de azahar
- 1/4 cucharadita de sal
- 420 g de harina de fuerza + un poco más para amasar
- azúcar perlado para decorar (opcional)
Mezclar la levadura de panadería con el agua tibia y dejar reposar un poco. No es un paso imprescindible, pero cuando uso levadura seca me gusta hacerlo. Batir ligeramente el huevo y reservar la yema aparte.
Disponer la harina en un recipiente grande, mezclar con la sal, el azúcar y el cardamomo, y formar un hueco. Echar dentro la levadura, el huevo, la mantequilla troceada, el azahar y la leche. Empezar a mezclar todo, tapar y dejar reposar 30 minutos.
Amasar, añadiendo más harina solo si fuera estrictamente necesario, hasta tener una masa lisa, elástica, suave y húmeda, pero no pegajosa. Algo parecida a la del roscón de reyes. Yo tenía la mañana liada y lo dejé en la amasadora, dándole algún meneo manualmente de vez en cuando.
Formar una bola, poner en un recipiente limpio engrasado y tapar. Dejar crecer hasta que doble el volumen. Con este buen tiempo no tardará mucho. Preparar mientras tanto dos bandejas de horno y batir la yema con un chorrito de leche.

Deshinchar ligeramente la masa, pesar y dividir en 8 porciones iguales (aproximadamente). Amasar cada una y formar un cilindro no muy delgado. Separar un trocito de cada masa y formar una bolita. Doblar los extremos hacia arriba formando una U y enrollarlos sobre sí mismos para dar forma a las orejas. Colocar en el hueco central la bolita, que será la cola.
Distribuir cada unidad formada en las bandejas, pintar con la yema batida y decorar con azúcar perlado en la cola, o con algún fruto seco picado o coco. Precalentar el horno a 200ºC y dejar mientras que crezcan un poco.
Hornear durante unos 18-20 minutos o hasta que se hayan dorado bien y la base suene hueca al golpearla. Dejar enfriar sobre una rejilla y guardar en un recipiente hermético.
Están muy ricos recién hechos, incluso un poco tibios, solos o mojados en leche o chocolate (mejor opción). Aguantan bien un par de días, aunque se van resecando un poco. Si se calientan un poquito en el microondas o en el horno con calor residual, recobran vida. También se pueden congelar cuando se hayan enfriado, bien envueltos individualmente. Y es una masa estupenda para reutilizar en pudding o pan de Calatrava.

¡Qué calor me ha dado al bajar del tren! Con dolor de cabeza instantáneo, claro. En Madrid no es que hiciera frío, pero he notado el cambio. Quería salir a buscar alguna mona de buena panadería, o quizá paparajotes si los hubiera, pero casi que voy a ir directamente a por un helado. Que además tengo antojazo desde hace semanas. Me apetece ver la procesión de los Coloraos hoy y redescubrir un poco mi ciudad, que en estas fechas suele estar reluciente. Y huele a azahar :).
¡Disfrutad lo que podáis de estos días!
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