3 Limones
1 Kg de Calabacín
1 kg de Azúcar
1 trozo de Jengibre fresco
Preparación :
Rallamos la piel de los limones y la reservamos. Después los exprimimos y guardamos el zumo. Y por otro lado también guardamos las cáscaras con todas las pieles y pepitas. Estas últimas las envolvemos en una gasa, bien cerrada o en una bola de hacer infusiones. Pelamos y rallamos el trozo de jengibre.
Pelamos el calabacín y lo cortamos en cubitos. Los ponemos en una cazuela a fuego medio, con dos cucharadas de zumo de limón y lo dejamos hervir suavemente, removiendo de vez en cuando, hasta que esté traslúcido, pero que no llegue a pocharse del todo.
Retiramos un poco de líquido y añadimos el azúcar, el resto de zumo de limón, la ralladura de limón, el jengibre rallado y la gasa con los desperdicios del limón. Removemos hasta que el azúcar se disuelva.
Llevamos toda la mezcla a ebullición, bajamos el fuego y dejamos que hierva durante 15/20 minutos, hasta que el calabacín se haga totalmente y la mermelada espese. La envasamos como de costumbre en frascos de cristal esterilizados y las guardamos durante un tiempo, porque esta mermelada adquiere consistencia, sabor y aromas, con el paso del tiempo.
Este tipo de calabacín, “Marrow”, es otra de las verduras que me traje de Gibraltar. Y buscando recetas para utilizarlo, encontré ésta, en la página de BBC GoodFood. Por supuesto, se puede hacer con cualquier otra variedad de calabacín, la diferencia entre ellos, yo creo que es la cantidad de agua que tienen. Esta variedad es más seca y resulta mejor para hacer mermelada.
Una mermelada diferente y buenísima, en la que os recomiendo que tengáis cuidado con el jengibre, ya que por lo menos a mí, no me gusta en exceso. Basta con añadirle un trocito de jengibre, si no, corremos el peligro de destrozar la mermelada. Ya me pasó una vez con un bizcocho….
Podemos utilizar la mermelada para acompañar una tostada o para rellenar unos pasteles o acompañar un buen queso…. de cualquier forma, pero no dejéis de probarla!!!!
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