Se acabó, ya es verano oficialmente. Intento ver el lado positivo, pero por más vueltas que le doy los puntos negativos son mayoría. Es que las cosas que más me gustaban del verano iban ligadas a la niñez, a la adolescencia... Y el no tener trabajo estropea bastante el concepto de "vacaciones". Pero bueeeno, que también tiene sus cosas buenas. Intentaré no quejarme más, lo prometo. Salvo cuando vaya a Murcia, que me temo que el choque climático me va a dar en toda la cara en cuanto baje del tren el próximo día 30. De lo que sí tengo ganas es de sacar de su letargo invernal a mi heladera, que la pobre se quedó en tierras murcianas y me consta que nadie le está dando uso. Y yo sin parar de babear viendo los helados y sorbetes tan riquísimos que estáis preparando muchos de vosotros!
Por cierto, me alegro de que las entradas en las que me permito soñar con los viajes a Suiza en general os gusten. Me da un poco de miedo aburriros con ellas, pero veo que con casi todos vosotros no sólo tengo en común la afición por la cocina sino también por viajar y conocer otros lugares.
- 475 gr de calabaza pelada y troceada en cubitos
- 1 puerro pequeño
- 1 cucharada de hojas de hinojo fresco picado
- 1 cucharada de zumo de limón
- 1 y 1/2 cucharadas de mostaza de Dijon
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharadita de cilantro molido
- 1 cucharadita de tomillo seco
- 1/2 cucharadita de orégano
- 1/2 cucharadita de sal
- pimienta negra
Precalentar el horno a 200º.
Poner la calabaza en el molde, añadir el puerro y el hinojo picado. Incorporar todas las especias aromáticas y la sal, y por último la mostaza mezclada previamente con el limón y el aceite. Remover todo para que se mezclen los ingredientes de forma homogénea. Cerrar con la tapa herméticamente y hornear unos 25-30 minutos, hasta que la calabaza esté tierna (tardará más o menos dependiendo del tamaño de los trozos). Servir como guarnición o mezclar con arroz o cous-cous para disfrutar de una fresca ensalada templada.
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